“De verdad el día en que asistí a la charla no fue coincidencia”, dice Mauricio Antonio López (46), jefe del Departamento de Educación de la Provincia del Huasco. Lo comenta sin dudarlo y con una gran emoción. “Ese día tenía que estar en ese lugar (el Liceo Japón de Huasco) … Creo que ese día debía conocer a todos los que provocaron un cambio en mi vida. Por eso doy gracias a Dios de conocer a las personas en los momentos justos de mi vida”, detalla.
Era un viernes, lo habían invitado desde el servicio local de Educación Pública de Huasco a asistir a la charla. Se trataba de la última de la Fundación Summer en la Provincia de Vallenar. Mauricio se comprometió a ir.
Desde el comienzo del relato de Evanyely (Leli) Zamorano sobre Katy, una sola palabra le sirvió para describir lo que escuchaba: mágico. “Fue mágico, fue una explosión de emociones en mi mente. A medida que ella comenzaba a relatar los gustos de su hija, fui encontrando gustos muy parecidos a los de la mía, Javiera de 14 años, pero todo se desbordó en mi mente cuando nombró a la cantante de la cual era fan Katty: Taylor Swift”, comenta.
Eso gatilló varios recuerdos que Mauricio tenía escondidos en su mente. Pero cada vez se emocionaba más y más, porque las similitudes entre Katy y su Javiera eran muchas. Al finalizar la charla, visiblemente conmovido, el jefe del Departamento de Educación de la provincia respiró hondo, alzó su mano y preguntó: “¿qué consejos darían a una familia cuya hija tiene pensamientos suicidas?”
“Creo que no entendieron mi pregunta, porque mis emociones estaban a mil, cuando me dijeron que repitiera la pregunta, mis emociones se apoderaron de mí como padre, ya no como autoridad, y comencé a expresar mi relato desde que comenzó la charla, lo parecido que son nuestras hijas en muchas cosas y que realmente mi hija hace dos años fue diagnosticada con pensamiento suicidas… Fue algo que me derrumbó en ese entonces, y pensé que tenía superado, pero me di cuenta de que solo lo había escondido por los temores de no dejar sola a mi hija”, dice Mauricio. “Les expresé llorando que realmente no sabía qué hacer, que no tenía las herramientas para ayudar a mi hija… Yo estaba desesperado buscando ayuda o realmente no entendía a los jóvenes de 14 años, a pesar de que pasé por esa etapa”, agrega.
Luego de eso y de plantear que su hija quizás pensaba en no estar junto con su familia, Leli se acercó a él junto a tres estudiantes de 14 años del colegio. “Ella me dijo que mirara a las chicas y escuchara lo que ellas tenían que decirle. Yo, vulnerable a todo, solo me dediqué a escuchar y comprender lo que me expresaban… Desde ese momento comenzó algo mágico con ellas, cada vez que lo recuerdo el corazón se me llena de alegría, ya que sus consejos y empatía hacia mi dolor como padre, de no saber cómo entender a mi hija que tiene su misma edad”, cuenta.
“Cuando conversé con las estudiantes del liceo, el llanto pasó a esperanza, porque vi que estudiantes de la misma edad que mi hija empatizaban con mi dolor y mi angustia… Al final, el sentimiento con el que me quedé fue de alegría dentro de mi corazón, porque las estudiantes me abrieron el camino hacia una solución que tenía muy cerca”, revela.
Algunos de sus consejos fueron: “escucha a su hija; pasa más tiempo con ella; ella no necesita que la reten, necesita consejos, porque los adolescentes la embarramos y no nos damos cuenta; abrázala, dígale todas las noches que la quiere sin importar nada; dile que siempre la apoyará en sus decisiones; entable conversaciones de lo que le gusta a ella, luego de a poco conversarán más cosas…”
Tras la experiencia
Ese mismo viernes en la tarde Mauricio regresó a Copiapó con su familia. Mientras tomaba once, les comentó qué había pasado en la charla. “Me escuchaban con mucha atención y les pareció único todo lo que había vivido, estaban muy contentas de ver mi felicidad en mi cara frente a lo sucedido, pero si no comenzaba a poner en práctica lo que las chicas me habían enseñado no lograría ningún cambio… Así que al día siguiente comencé a recordar cada consejo y poner en práctica cada uno de ellos”, recuerda.
Poco a poco Mauricio fue notando un cambio en su relación con Javiera: ahora se pelean menos, disfrutan más del tiempo juntos, conversan de todo… “A veces los adultos o los padres no creemos que los adolescentes o jóvenes nos puedan ayudar con algún consejo… Buscamos consejos en nuestros pares adultos o algún especialista, pero estaba muy equivocado. Como dije anteriormente ese día tenía que estar en la charla, no podía faltar, tenía que conocer a estas estudiantes”, sostiene.
Tras varias semanas de haber asistido a la charla, Mauricio ha podido sacar varias conclusiones. “Primero, que nunca debemos esconder nuestras emociones frente a problemáticas de este tipo en las escuela y liceos. Es mejor siempre afrontar los problemas que esconderlos, a veces las soluciones están más cerca de lo que creemos”, afirma.
Su segunda reflexión la dice como papá: “como padres debemos romper el esquema que creamos en nuestras mentes de que los estudiantes adolescentes o jóvenes no nos pueden dar consejos… Nos tenemos que dar cuenta de que ellos ven la vida desde otro punto de vista y ahí está la solución que buscamos”.
La tercera, es para Leli y Emanuel: “esta charla quebró los esquemas que había creado como padre y adulto… Ahora mi mente está abierta a escuchar y comprender aún más a los adolescentes y jóvenes, sus distintos puntos de vista que tienen sobre las distintas problemáticas que los aquejan”.
“Si fuera por mí, llevaría la Fundación Katy Summer a todos los establecimientos de la provincia y la región de Atacama, ya que las herramientas que dejan para los docentes, directivos, apoderados y especialmente los estudiantes son de vital importancia frente a los problemas de grooming, bullying, etc.”, añade.
A largo plazo
Hace un mes Mauricio visitó nuevamente el Liceo Japón de Huasco. Su objetivo era solo uno: ver a las tres estudiantes que lo apoyaron y darles las gracias.
Actualmente, también da las gracias a la Fundación Summer por todo el cambio que provocó en él. Asimismo, agradece a Patrick, psicólogo de la Fundación, quien ha trabajado junto a su hija Javiera. “Patrick es un gran profesional ha sacado la mejor versión de mi hija, ella se siente feliz por todo lo que ha logrado en el trabajo con Patrick, ella se valora y le da el valor a lo que le hace feliz”, comenta.
“Hoy tengo una mejor comunicación con mi hija que es lo primordial frente a cualquier problema que pueda tener, ahora veo a una Javiera empoderada de lo que quiere y desea en un futuro, todo acompañado de la mejor versión de Javiera”, concluye.