“Mostrar a los estudiantes que no están solos resultó vital para nosotros”

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La Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile, que cuenta con alrededor de 1.500 estudiantes, vio que contar con psicólogas contratadas no era suficiente. “Detectamos la creciente necesidad de llegar a nuestros estudiantes de manera más real, es decir a través de intervenciones contadas desde la experiencia de personas que han estado sufriendo las consecuencias del ciberacoso y suicidio”, cuenta Soledad Bollo Dragnic, Vicedecana.

Por eso, la Facultad decidió invitar a la Fundación Summer para realizar intervenciones de salud mental el pasado 6 y 7 de junio. La idea nació luego de que las autoridades de la universidad escucharan las actividades del Programa Quédate -de prevención del suicidio-, del Gobierno de Santiago, y, al revisar el detalle de las fundaciones que participaban, juzgaron que la liderada por Evanyely Zamorano y Emanuel Pacheco era la idónea. “Encontramos que era la más cercana de nuestros estudiantes y su relación con la salud mental y el ciberacoso que hemos detectado como algo creciente entre nuestros estudiantes”, detalla la Vicedecana.

Esto, asegura, porque las intervenciones de la Fundación Summer nacen desde la experiencia del fallecimiento de Katy, que sufrió acoso y no logró resolverlo a tiempo. “El poder visibilizar esta situación fue relevante para la decisión de trabajar con ellos”, dice Soledad.

El primer día, la fundación llevó a cabo el taller de primeros auxilios psicológicos denominado OASIS, en el cual participaron 35 actores claves de la comunidad universitaria, con representación triestamental. A continuación, se realizó el taller masivo “Yo Elijo Salvar” en el aula magna de la Facultad de Medicina, donde se revisó la asistencia controlada de 260 estudiantes, que junto a académicos y funcionarios del personal de colaboración, totalizaron aproximadamente 350 personas asistentes al evento.

En esa instancia, menciona Soledad, “el acercamiento y el mostrar a los estudiantes que ellos no están solos, que no son a los únicos que les ha pasado (esos problemas) y que sí se puede ver una salida a estas conductas resultó vital para nosotros”.

La experiencia de ambas actividades, dice, fue “fantástica”. En su opinión, “hacer consciente a los estudiantes de que no están solos, de que pueden y tienen con quien contar para situaciones extremas, y por otro lado que también pueden ser agentes de cambio para evitar situaciones complejas de otras personas definitivamente cambiará el ambiente general de nuestra Facultad, lo que esperamos se mantenga en el tiempo”.

Ahora, su expectativa es realizar otras intervenciones con estudiantes durante el año. Cree que van a ser aun más exitosas, porque los 350 participantes iniciales ya han estado diseminado sus experiencias al interior de la Facultad.

Soledad concluye que volvería a invitar a la Fundación Summer a la institución, porque su trabajo “fue muy intenso y productivo, definitivamente una gran experiencia”. Además, se dio cuenta de que existe “un interés por parte de la comunidad de la Facultad por participar en actividades de mejora de riesgos extremos de salud mental”.

Que los estudiantes estuvieran abiertos a contar sus experiencias sin miedo, sensibilizó aun más a los participantes. En general, concluyo que existe una real necesidad de escuchar y ser escuchados”, finaliza.

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