Por Amanda Marton
“Los colegios no son una burbuja”, dice Humberto Francisco Gálvez Gómez, director del Colegio Particular Melipilla. El retorno a las clases presenciales después de dos años de pandemia provocó cambios en muchos aspectos de la vida de las personas, y los colegios no fueron la excepción.
“Se observaron muchas conductas agresivas, de intolerancia, maltrato, vocabulario con muchos garabatos tanto en hombres como mujeres. Estas conductas, que en muchos casos se transformaron en agresiones de variada índole, se manifiestan utilizando distintos medios, tales como orales, virtuales (redes sociales), y escritos. Yo creo que este tipo de problemas estaban ya instalados en las personas. La pandemia fue la chispa que encendió y mostró la realidad”, plantea el director de este colegio particular subvencionado con 1.700 estudiantes de pré-básica a Educación Media.
Ante ese escenario y con referencias de parte del orientador del colegio, Humberto Francisco Gálvez Gómez confió en el trabajo de la Fundación Summer para dictar una charla en el establecimiento educacional. El director dice que pensó en nuestra fundación principalmente porque esta nace de una experiencia vivida por Evanyely y Emmanuel, lo que da alto grado de confianza.
La alta autoridad del Colegio Particular Melipilla expresa que sin dudas volvería a confiar en el trabajo de la fundación. Su experiencia en la charla, sostiene, fue “conmovedora, interesante y de un gran optimismo”. “Es decir, por más oscuridad que a veces veamos en los problemas, siempre hay esperanza y formas para comenzar a buscar vías de solución. Lo importante es tomar la decisión de abordarlos. Y que todos los que formamos parte de una comunidad tenemos una responsabilidad y algo que aportar”, añade.
El director está consciente de que los cambios no vienen de forma inmediata en términos de cambios, actitudes y hábitos. Pero sí considera que la charla llevada a cabo por la Fundación Summer “puede ser un punto de inflexión, que permita abrir nuevos espacios, tender puentes, recuperar confianzas entre los distintos miembros de la comunidad, y así trabajar con todos los temas que afectan la convivencia en el colegio”.
En ese sentido, tras conversar con estudiantes y profesores, expresa que la experiencia de la charla fue “muy positiva, sobre todo porque la experiencia vivida por los fundadores de la Fundación Summer conmueve y llega a los estudiantes”. “También por la importancia que tienen los demás frente a un acto de bullying, y cómo pueden ayudar a evitar que ocurran estos hechos”, agrega.
Su principal reflexión es que “todos somos responsables de crear buenos y agradables ambientes y climas escolares. Debemos ser valientes para abordar los problemas, aunque sean difíciles y complicados. Porque vale la pena siempre ayudar a sacar adelante al que lo necesita. Debemos ser consecuentes con el proyecto educativo del colegio”. La expectativa del director, de ahora en adelante, es “formar un buen equipo de personas que trabajen el tema de la convivencia en el colegio”. “Que genere confianzas, diálogos, buenos líderes y mantener una alianza con la Fundación Summer, ya que este camino es largo”, concluye.